Y se mete en su habitación,cierra la puerta y se echa en la cama. Se abraza a la almohada. Llora. Por suerte, su madre la ha visto sólo de espaldas, de otro modo se hubiese dado cuenta de inmediato de cuál era su verdadero problema. Mal de amores. Y no se cura fácilmente. No existen medicinas. Ni remedios. No se sabe cuándo pasará. Ni siquiera se sabe cuánto duele.
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